Cultura taurina en El Seibo

mayo 14, 2017

Desde muy joven escuché que en El Seibo celebran corridas de toros, pero estar ahí es una experiencia que pone los pelos de punta a los que no nos atreveríamos a enfrentar a un bovino de gran tamaño.
El pasado domingo 7 de mayo me dirigí con un grupo de amigos a esa provincia para ver una de las más tradicionales expresiones culturales de este pueblo que, según Wikipedia, fue fundado en 1502 por Juan de Esquivel, conquistador español.
Desde que inició el espectáculo tuve que reconocer la valentía de los toreros, algunos de ellos experimentados, pero más aún la de las personas adultas y jóvenes que, culminado el tiempo de permanencia de cada toro en la arena, se lanzaban a provocar la ira del animal ya cansado, logrando acorralarlo para ser enlazado y sacado de acción.
Las lucidas y provocativas acciones de los toreadores, como ponerse de rodillas o colocarse de espalda ante los gigantes animales que aporta el Central Romana para la presentación, provocaba la algarabía de espectadores criollos y extranjeros presentes en la plaza.
No todos los que se atrevían a entrar al redondel salían airosos, en varias ocasiones vi a los toros anotarse algunos puntos, uno de ellos invistió a un señor de cierta edad que voló por los aires al igual que la cartera y todas las pertenencias que tenía en sus bolsillos; también un joven de no más de 15 años, tras lograr poner furioso al toro de turno recibió tremendo cabezazo del corpulento animal.
Luego de ser golpeado, por suerte para él no con los cuernos del animal, lo vi tirado en el suelo, inmóvil en una orilla de la arena, presumí que estaba mal herido, pero no, ya que todos los que deciden provocar a los toros cuando se ven acorralados o golpeados por el animal se lanzan al suelo y se quedan inmóviles para que el bobino cese su ataque.
Debo aclarar que el festival taurino, en el que los toreros ataviados con sus llamativos trajes, no deja de tener sus características criollas, una de las que llamó mucho mi atención es que, previo al evento, los toreros se dieron largos tragos de ron que, de seguro, con uno o dos de estos ya estaban ebrios.
Algo que se dificulta es el trabajo de los policías que están en el redondel con el propósito de poner orden y que, en muchos casos, tienen que escapar de la furia de los toros guareciéndose en las zonas dispuestas para tales fines (paredes en blocks ubicadas en varias áreas de la plaza).
En definitiva, si gusta de espectáculos donde la adrenalina sube a su más alto nivel, asista a una corrida de toros en El Seibo que se realizan cada año a principios del mes de mayo, en el marco de las celebraciones de las fiestas patronales de este municipio.
Características
Estas corridas de toros son las únicas que se realizan en las Antillas y que tienen la excelente característica de ser incruentas.
En las corridas seibanas no se mata a los toros, los toreros se limitan a torearlos hasta que se cansan, momento en el que se encierra el animal de turno y se saca otro a la plaza.
Esta actividad, a la que asiste gran parte de la población, es también aprovechada por los ganaderos de la zona para presentar los hermosos caballos seibanos, cuyos jinetes son jóvenes y adultos que elegante y orgullosamente los exhiben.
Origen
No se conoce una fecha exacta sobre el origen de las corridas de toros en esta ciudad, pero se ubica con las celebradas en épocas de las colonias cerca del Convento de Los Dominicos.
Algunos sostienen que el origen de las corridas de toros como hoy se conocen, nace en el siglo XVIII, cuando la nobleza abandona el toreo a caballo y la plebe comienza a hacerlo a pie, demostrando su valor y destreza.
Se reconoce al español Francisco Romero como la primera persona diestra que puso orden a la fiesta y el creador de la muleta, tal y como hoy se conoce.



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